El romanticismo se construye en base a la moral, en base a las normas, también en base a los tabúes, a las costumbres, a las creencias y a las necesidades de cada sistema social, por eso va cambiando con el tiempo y en el espacio. En otras palabras, nuestra forma de experimentar el romanticismo está determinada por la cultura en la que vivimos, y la cultura en un mismo lugar demográfico va cambiando, va evolucionando. Por eso, la expresión del romanticismo, y la práctica del mismo, fue diferente en las vidas de nuestras ancestras y nuestros ancestros.

El romanticismo, sea cual sea el aspecto de nuestra vida que toque, está regado por la fantasía, por la ilusión y por la imaginación. Grandes virtudes, a priori, cuando no perdemos el contacto con la realidad, y grandes hándicaps cuando nos dejamos deslumbrar por el halo que dibujan en torno a las expectativas que nos creamos para la vida.

Unas expectativas que no concuerdan con el punto de partida en el que nos encontramos, unas expectativas que no se pueden construir sino no tocan tierra y se desarrollan desde la tierra.
¿Pero cómo desmontar lo aprendido para no perder nuestro ancla?
Te lo cuento en esta Perla. Disfrútala y deja que sus enseñanzas maduren en tu vida.

En esta trilogía puedes explorar las características, en pensamiento, emoción y acción, que recoge cada uno de los roles que nos mantiene a las personas ancladas a lo que yo llamo el “triángulo de las Bermudas”.
Este triángulo dramático está compuesto por el “rol de la salvadora”, el “rol de la perseguidora” y el “rol de la víctima”. Todos y cada uno de ellos desdibujan nuestra experiencia humana y nos empujan de lleno a un camino bastante sombrío, que nos aleja de nuestro SER, de nuestra Esencia.
Ninguno de estos roles es más peligroso que los otros dos que lo acompañan, y así mismo, ninguno es más dulce. Aunque bien es cierto que socialmente, fruto de lo que se siembra en el subconsciente colectivo, los hay más aplaudidos o mejor vistos.
Entrar en este triángulo sombrío implica perderse para vagabundear emocionalmente, mentalmente, físicamente y energéticamente, alternando los roles según las circunstancias que se presentan en la vida.

La posición que adoptamos cuando nos encontramos en el Rol de la Víctima, es la de inferioridad, y desde esa posición las personas y situaciones que vamos a atraer a nuestro camino de vida, reforzarán ese posicionamiento.
Desde una frecuencia de vibración de inferioridad, la vida nos aproximará a personas que se viven en la posición de salvadoras y perseguidoras, a partes iguales, para sostenernos más tiempo en ese rol de víctima.
Encontraremos personas que quieran salvarnos, ocupándose de nuestras responsabilidades. Y también, tropezaremos con personas que se viven en el rol de la perseguidora, reforzando si cabe aún más ese rol de víctima en el que nos estamos viviendo.
Las personas absorbidas por ese estado de victimismo se encuentran ancladas en el pasado, siguen sin despojarse de su espíritu infantil y todavía se ven como seres indefensos e incapaces de cuidar de sí mismos.

En el rol de la perseguidora asumimos a pies juntillas el arquetipo de “La Justiciera” o “El Verdugo”, y desde esta posición nos encontramos enfrentándonos a las demás personas, regañando desde la percepción ignorante de creernos perfectas, pasando constantemente por alto la capacidad innata de las otras personas de vivirse plenas.
Desde este rol las personas provocamos una ceguera sombría en nuestro corazón. Y en esta tesitura, desde el rol de la perseguidora, asumimos, naturalmente, que el resto necesita supervisión y abordamos, con la misma naturalidad, el exceso, de crítica, de arrogancia, de exigencia, de abuso,…
Las personas que conectan con esta tendencia relacional, han convertido todas las facetas de su vida (social, sentimental, laboral, familiar…) en un campo de batalla, considerando que las demás personas son el enemigo, por lo que deben ser derrotados.

Tender la mano a una persona que se encuentra en apuros es una respuesta humanamente natural. Forma parte de nuestro instinto animal al reconocer alguien de nuestra especie en peligro, y también de nuestra innata necesidad de afiliación.
Somos animales sociales y como tal nuestro impulso es socializarnos, dar y recibir apoyo.
Un apoyo que deja de ser saludable para ambas partes implicadas cuando ayudamos por encima de nuestras posibilidades. Una dinámica también muy habitual en las relaciones asimétricas, en las que una parte adopta el rol de la salvadora.
Desde este rol de salvadora necesitamos sentirnos necesitadas, lo que nos empuja a volcarnos en nuestras relaciones con una actitud severamente marcada por el apoyo unilateral y desproporcionado.

Perdonar no significa justificar, excusar, olvidar o promover el comportamiento que nos hirió, sino liberarnos del resentimiento, de la amargura que este genera, y de la rabia que sostenemos por el daño causado. 
Perdonar es drenar conscientemente el veneno de nuestro organismo.
Pero el perdón no es lo que te han contado. Aprende a discernir qué tipos de perdón utilizas y pon consciencia de las vías que atraviesas transcendiendo su acción. En algo más de una hora te cuento todos los detalles.

Crecemos creyendo que mantener una buena relación con alguien significa que la vivimos en el presente, y la viviremos en un futuro, próximo y lejano, sin ninguna tipo de tensión.
Esta afirmación es la base de muchísimas creencias limitantes que nos impiden acercarnos con salud al vínculo.
Para que haya una correcta y adecuada conexión eléctrica tiene que haber puntos de tensión. Cuando los vividos de forma saludable y nutritiva, crecemos individualmente dentro de las relaciones y permite, también al vínculo, crecer en profundidad.
¿Quieres aprender a manejar la tensión, a sostenerte en ella y a vivirla con naturalidad?
Te lo en una hora en este audio.

La personalidad es la expresión humana individualizada de la suma de cuatro factores. Factores que te sirven de apoyo o de condicionamiento según el grado de influencia en tu vida.
En el camino de la vida hay roles, desarrollos conductuales, y el resultado óptimo de cada uno de ellos, en gran medida, depende de nuestra escala de valores, de nuestra identidad y de nuestra personalidad.
Date el permiso de explorar esos roles. Detrás de cada rol hay un aprendizaje que te puede ser muy útil en tu Viaje de Autoconocimiento.
Si quieres adquirir herramientas y recursos que te ayuden en el marco experimental de los roles, escucha atentamente este audio de una hora. En él te revelo los pasos para que puedas hacerlo.

“El modelo iceberg” es un modelo muy útil para medir el momento del ciclo en el que nos encontramos en cada relación, y en general, para evaluar la salud de nuestro Universo Relacional.
Esta técnica nos permite desmenuzar íntegramente una relación para verlo al completo, ni velos ni pantallas de humo que lo tapen o camuflen, y de ese modo, y poder tomar mejores decisiones, decisiones alineadas con el SER.
¿Quieres alinearte a tus valores y vivir siento soberana de tu propio ser? Te digo cómo emprender ese camino en este audio de casi una hora.

Nuestro poder personal es el conjunto de competencias intrapersonales e interpersonales que nos permiten tener un impacto poderoso en nuestra propia vida y en la vida de las personas a nuestro alrededor. 
El poder personal yace en nuestro interior, en nuestras emociones, pensamientos, en nuestro diálogo interno, y en la manera en que nos comunicamos y relacionamos con los demás y en el modo en que vemos el mundo.
Hay factores que nos permiten recuperar ese poder interno y yo te los cuente en este audio de una hora de duración.

¿De dónde proviene el deseo casi universal de querer ser buena persona?’
¿Qué es ser buena persona?
¿Por qué ser buena persona se está convirtiendo en una cárcel para mucha gente?
Las personas buscamos tanto ser esa “buena persona” que dejamos que nuestra parte menos luminosa parezca un árbol de navidad.
Esa “buena persona”, aplaudida socialmente, te llevará a un estado de insatisfacción permanente, que con el tiempo se cronificará, y el dolor interno creciente, te desconectará de la vida.
Descubre en un audio de una hora como romper el ideal que tienes construido en tu mente, respecto a la expresión «ser buena persona».

La palabra sumisión se origina del latín submissio, que significa “sometimiento”.
La sumisión es un patrón de conducta, en la medida que se encuentra instaurado fuertemente en nuestra vida, y que determina la repetición de una estructura de comportamiento, con tildes evidentes de pérdida de poder.
Pon lupa a tus vínculos y descifra si en ellos hay comportamientos de asimetría entre las partes, fruto del binomio sumisión-dominación.
En este audio de una hora te llevo a reflexionar sobre la intencionalidad que le pones a tus relaciones, con la voluntad de que explores hasta donde llegas a ellas viciada, o con una actitud, estilo o patrón asimétrico en origen.

La teoría sistémica aboga por observar meticulosamente tus relaciones, desde su perspectiva más global hasta su perspectiva más concreta.
Esta teoría propicia un modelo sistémico que te ayudará a reflexionar tu labor como individuo en todos los sistemas que sustentan el desarrollo de tu vida, en todas sus áreas. Y, también, te ayudará a comprender la importancia de nutrir con consciencia las relaciones que estableces.
En este audio, de más de una hora de duración, encontrarás la clave para mantener una concordancia relacional en todas las áreas de tu vida.

El mundo de las relaciones es un tanto peculiar, pues todo no es tan evidente a los ojos, una parte de lo que percibimos en los vínculos no atiende al plano de la lógica. 
En las relaciones traspasamos los límites de la experiencia meramente humana, estos atraviesan lo visible para tomar forma en lo invisible.
Aprende en este audio, de algo más de una hora, a diferenciar una interpretación errónea, de una interpretación certera, de ese modo sabrás si escuchas a tu ego o a tu intuición.

La fuerza del intercambio mutuo consiste en obtener lo que se desea y dar a las otras personas lo que necesitan.
Al ejercicio de persuadir podemos ponerle consciencia, provocando, por voluntad propia, que la emoción y la motivación nutran a ambas partes del vínculo.
¿Cómo hacerlo? Te lo cuento en este audio con todo lujo de detalle, en una exposición de más de dos horas.