La posición que adoptamos cuando nos encontramos en el Rol de la Víctima, es la de inferioridad, y desde esa posición las personas y situaciones que vamos a atraer a nuestro camino de vida, reforzarán ese posicionamiento.
Desde una frecuencia de vibración de inferioridad, la vida nos aproximará a personas que se viven en la posición de salvadoras y perseguidoras, a partes iguales, para sostenernos más tiempo en ese rol de víctima.
Encontraremos personas que quieran salvarnos, ocupándose de nuestras responsabilidades. Y también, tropezaremos con personas que se viven en el rol de la perseguidora, reforzando si cabe aún más ese rol de víctima en el que nos estamos viviendo.
Las personas absorbidas por ese estado de victimismo se encuentran ancladas en el pasado, siguen sin despojarse de su espíritu infantil y todavía se ven como seres indefensos e incapaces de cuidar de sí mismos.