El romanticismo cultural

El romanticismo se construye en base a la moral, en base a las normas, también en base a los tabúes, a las costumbres, a las creencias y a las necesidades de cada sistema social, por eso va cambiando con el tiempo y en el espacio. En otras palabras, nuestra forma de experimentar el romanticismo está determinada por la cultura en la que vivimos, y la cultura en un mismo lugar demográfico va cambiando, va evolucionando. Por eso, la expresión del romanticismo, y la práctica del mismo, fue diferente en las vidas de nuestras ancestras y nuestros ancestros.

El romanticismo, sea cual sea el aspecto de nuestra vida que toque, está regado por la fantasía, por la ilusión y por la imaginación. Grandes virtudes, a priori, cuando no perdemos el contacto con la realidad, y grandes hándicaps cuando nos dejamos deslumbrar por el halo que dibujan en torno a las expectativas que nos creamos para la vida.

Unas expectativas que no concuerdan con el punto de partida en el que nos encontramos, unas expectativas que no se pueden construir sino no tocan tierra y se desarrollan desde la tierra.
¿Pero cómo desmontar lo aprendido para no perder nuestro ancla?
Te lo cuento en esta Perla. Disfrútala y deja que sus enseñanzas maduren en tu vida.

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